Introducción

Estas palabras, en parte basadas en el libro «De dónde vienen las buenas ideas» de Steven Johnson y con aportes de fuentes externas, se centra en la Teoría de la Emoción Construida, propuesta por la neurocientífica Lisa Feldman Barrett. Esta teoría plantea que las emociones, su su totalidad:

  • No son reacciones innatas a eventos externos, sino construcciones mentales basadas en experiencias pasadas y que se ligan a nuestra personalidad y manera de sentir.
  • No se pueden detectar a través de expresiones faciales u otras mediciones fisiológicas, siendo más que un simple gesto o una sonrisa.
  • No son "universales" entre personas, naciones o culturas.
  • No existen partes específicas del cerebro dedicadas a emociones concretas (como la amígdala para el miedo).
  • No son "reacciones" directas a eventos externos.

El libro, junto a la Teoría de la Emoción Construida, nos ofrece una perspectiva novedosa de las emociones. No las ve como reacciones inmediatas e instantáneas, sino como construcciones complejas que surgen de la interacción entre el cerebro, las experiencias pasadas y la interpretación del mundo.

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Las emociones como conceptos

Nuestro cerebro interpreta el mundo que nos rodea a través de conceptos, como «ventana» o «mesa». Estos conceptos se forman al categorizar miles de experiencias previas. De la misma manera, las emociones como «miedo» o «tristeza» funcionan como conceptos.

Por ejemplo, la Dra. Barrett relata un suceso personal: ver las noticias sobre un tiroteo en una escuela. Sintió tristeza y llanto instantáneo. Pero, desde la perspectiva de la Teoría de la Emoción Construida, lo que realmente sucedió fue una predicción basada en experiencias previas. Su cerebro, al procesar la información del tiroteo y sus conocimientos sobre la tristeza, predijo la respuesta emocional y corporal más adecuada para afrontar la situación.

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Las emociones como predicciones

El cerebro constantemente predice lo que va a suceder para actuar con rapidez. Esto también pasa con las emociones. Por ejemplo, al ir a recoger a un amigo al aeropuerto, tu cerebro predice la alegría y felicidad que sentirás, asociándola incluso con esa misma experiencia con otra persona, haciéndote sentir feliz incluso antes del encuentro.

Además de la alegría de los reencuentros, también podemos anticipar nerviosismo ante una presentación importante o emoción al abrir un regalo. Estas asociaciones son las que hacen que nuestras vidas tengan una emoción intrínseca.

¿Otro ejemplo? Cuando esperamos con ansias las vacaciones, nuestro cerebro ya comienza a liberar endorfinas, los neurotransmisores de la felicidad, anticipando el descanso, la diversión y la felicidad de trasnochar sin horario.

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Interocepción y presupuestos corporales

La interocepción es el proceso de interpretar sensaciones internas del cuerpo (latidos del corazón, respiración, etc.). Estas sensaciones se «etiquetan» con conceptos emocionales, como «hambre» o «desamor», pero no reflejan necesariamente emociones reales. Son interpretaciones del cerebro basadas en predicciones y conocimiento cultural.

Es como un traductor interno que convierte señales fisiológicas en experiencias emocionales. Sin embargo, este traductor no es siempre preciso. Nuestras experiencias pasadas, cultura y creencias personales influyen en cómo interpretamos estas señales. Por ejemplo, a alguien que ha experimentado ansiedad crónica, un aumento del ritmo cardíaco puede evocar una sensación de pánico, mientras que para otra persona podría ser simplemente una respuesta normal al ejercicio.

Esta subjetividad en la interpretación de las señales interoceptivas hace que la experiencia emocional sea única para cada persona.

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Ceguera experiencial

La «ceguera experiencial» es la incapacidad de percibir algo para lo que no tenemos un concepto. Esto explica por qué las emociones se sienten como reacciones a eventos externos, ya que nuestra percepción está moldeada por los conceptos que poseemos, condicionada por las lentes conceptuales que llevamos puestos.

Estas lentes, moldeados por nuestra cultura y experiencias, filtran y organizan la información que recibimos del mundo. Las emociones, lejos de ser reacciones directas a estímulos externos, son interpretadas y etiquetadas a través de estos lentes. A medida que ampliamos nuestro vocabulario emocional y nuestra comprensión de las experiencias humanas, podemos desarrollar una percepción más rica y matizada de nuestras propias emociones y las de los demás.

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Importancia de la granularidad emocional

La granularidad emocional es la habilidad de construir e identificar experiencias emocionales más precisas. A mayor granularidad, mejor podemos entender y manejar nuestras emociones. La falta de ella puede llevar a un «realismo afectivo», creyendo que nuestros sentimientos son hechos objetivos sobre el mundo.

Es esencial para una vida plena y significativa. Al desarrollar un vocabulario emocional rico, podemos comunicarnos de manera más efectiva con nosotros mismos y con los demás, tomar decisiones más profundas y mejorar nuestro bienestar emocional. Al comprender los matices de nuestras experiencias emocionales, podemos construir relaciones más sólidas y resolver conflictos de manera más constructiva.

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Construyendo la realidad social

Las emociones también juegan un papel en la construcción de nuestra realidad social. Compartimos conceptos emocionales con otros a través del lenguaje, permitiendo que vean lo que nosotros vemos y modificando su funcionamiento cerebral.

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Una nueva perspectiva sobre la responsabilidad personal

Si bien no elegimos los conceptos aprendidos desde niños, como adultos podemos elegir a qué experiencias exponernos, lo que moldea nuestros conceptos y, en consecuencia, nuestras acciones. La Teoría de la Emoción Construida propone que podemos mejorar nuestra responsabilidad emocional modificando deliberadamente nuestros conceptos.

El libro finaliza ofreciendo seis pasos para mejorar la granularidad emocional, como probar nuevas perspectivas, recategorizar lo que sentimos, hablar de nuestras emociones, movernos, expandir nuestro vocabulario y escribir sobre nuestras experiencias. Estos pasos pueden ayudarnos a navegar las olas emocionales con mayor habilidad y placer.